
El holandés parecía el mejor preparado pero el sábado sufrió el único revés de todo el fin de semana cuando Ricciardo le arrebató la 'pole' y un registro histórico ya que a Max solo le quedaban dos oportunidades para intentar ser el más joven en conseguir la vuelta más rápida en una clasificación. Pero la alegría le duró poco al australiano con una mala salida en la que acabó por detrás de su compañero y Hamilton. Fue el mejor momento para el británico porque desde entonces vio como los Red Bull y los Ferrari (en menor medida) eran inalcanzables para unos Mercedes que destrozaban sus gomas en un puñado de vueltas.
Hamilton, como en 2017, se quedó sin celebrar su título en el podio pero lo tenía igual de fácil que un año atrás. Esos puestos de privilegio parecían tener dos dueños pero Ricciardo volvió a sufrir un nuevo infortunio que le dejó sin la segunda plaza. Con Verstappen haciendo una carrera perfecta solo quedaba saber quienes le acompañarían en el cajón, y esos fueron los dos hombres de Maranello. Vettel se resarció de unas citas muy complicadas con una muy buena carrera en la que, de haber salido más delante y mejor aún, podía haber peleado hasta por la victoria. Kimi, como casi siempre, fue de menos a más y superó a ambos Mercedes... con un Bottas que acabó doblado.

Carlos hubiera adelantado (o no) a un Alonso que también parecía tener un coche muy competitivo para la carrera. Los restos del coche de Ocon le obligaron a retirarse cuando rodaba 12º. Otro golpe de mala suerte en una cuenta atrás para una despedida que estaba siendo poco satisfactoria. Y es que la de México, viendo el octavo lugar que logró Vandoorne entre los Sauber de Leclerc y Ericsson, parecía la mejor opción para intentar mantenerse entre los 10 primeros pilotos, y a McLaren como sexto mejor equipo.
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