Cuando el río suena agua lleva... y muchísimas piedras

No se ha disputado ni la cuarta carrera del año y los rumores sobre fichajes, despedidas y novedades se han disparado gracias a los cambios de normativa, los malos resultados de muchos equipos, los problemas económicos de otros tantos y la llegada de nuevas escuderías o proveedores de la F1 en 2015. Muchos medios de todo tipo aprovechan para lanzar estas habladurías al aire o, incluso, crear otras nuevas, con el único afán de acertar para ganar fama, credibilidad y renombre. Total, si fallamos y mentimos nunca pasa nada... o eso es lo que podemos pensar todos porque así lo he comprobado en varias ocasiones. Quien siga la actividad de esta página a través de las redes sociales sabrá cuál ha sido mi último "experimento", del que no diré mucho por no herir las sensibilidades de algunos ni alimentar los egos de otros.

Pero, a lo que voy. Transmitir o crear rumores es muy fácil, demasiado fácil. En ocasiones se convierten en realidad y abandonan el terreno de la especulación por el de lo noticiable... pero otorgar valor a aquellos que aciertan pegando tiros al aire es un grave error. Como ejemplo podemos observar el último caso: la dimisión de Domenicali. Seguro que más de una persona recuerda que se hablaba de su despedida desde hace meses o, mejor dicho, años. Los discretos resultados de Ferrari y su tímida labor al frente de la 'Scuderia' le han colocado, desde sus inicios como máximo responsable deportivo de los italianos, en el ojo del huracán. Se le cuestionó en 2009 por una mala temporada, en 2010 por no ver la jugada de Red Bull por la que Vettel ganó su primer mundial y Alonso no logró su tercer campeonato, en 2011 fue Aldo Costa el que cargó con toda la culpa de forma voluntaria, en 2012 más varapalos, y ya en 2013, la tormenta estalla después de muchos fallos estratégicos, el regreso de Kimi y las declaraciones cruzadas entre Fernando y Montezemolo. Que alguien se cuelgue medallas por sospechar que podía ser destituido o despedirse antes de tiempo es, cuanto menos, divertido.

Y esto, sólo es la punta del iceberg. Con la decisión de los de Maranello, la marejada se ha convertido en tsunami alimentado por todo tipo de rumores: recurrentes, con base, sin fundamento alguno, nuevos, importados del extranjero, inventados... Los principales son aquellos que, desde que Alonso no logró el ansiado triunfo en 2012, se han multiplicado: el español ficharía por McLaren. Para que estos se produzcan sólo hace falta que alguien de Woking alabe el pilotaje del español, que el Ferrari no llegue al podio o que salga una foto de hace años del corredor con Ron Dennis. No hace falta ser muy ducho en la matería para pensar que un piloto que no triunfa en un equipo se puede sentir atraído por uno que sí lo puede hacer, aunque ese lugar fuera un infierno para él años atrás. Si, dentro de unos meses, esta posibilidad se convierte en realidad, saldrán miles de "dueños de la exclusiva" aunque su información se les haya ocurrido tomando una caña en una terraza.

Como he repetido en numerosas ocasiones, todos los informadores tenemos nuestras fuentes. Son de todo tipo: oficiales, amistades, ocultas...; y con todas, con todas corremos el riesgo de meternos en un lío. Las primeras son las más fiables, pero ni en ellas nos tenemos que arriesgar. Con esto quiero decir que está muy bien debatir sobre posibilidades y opciones de futuro, especular con lo qué puede pasar o, simplemente, hablar. Todo esto está genial, pero no convertir todo ello en noticias, en evidencias... porque no lo son. Sí, el sonido del río lo provoca el agua en muchas ocasiones pero también las piedras. Así que, aquellos que las tiran, que no escondan la mano.


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