Gran Bretaña 2019: Espectacular

La lucha por la 'pole' del sábado con los tres primeros en 79 milésimas (o los cuatro primeros en 183) hacía presagiar una pelea entretenida en Silverstone. La pista británica suele ser propicia para el espectáculo pero lo de 2019 ya es historia de la F1. La salida fue limpia y no hubo muchos cambios de posición pero puso las piezas sobre un tablero en el que las batallas se iban a plantear en muchos frentes. Aunque pase algo más inadvertida, la de los dos Mercedes fue un ejemplo de ataque y defensa entre compañeros de equipo con un Hamilton que lo intento de todas las formas posibles ante un Bottas sólido y concentrado.


La batalla entre ellos hubiera continuado con una estrategia en la que Lewis buscaba tener neumáticos más frescos al final de carrera pero la salida de pista de Giovinazzi condenó a Valtteri que ya había hecho su primera parada cuando salió el coche de seguridad y permitió al británico aprovechar la situación para posicionarse como líder destacado. El fue el principal beneficiado pero no el único ya que Vettel y Sainz también ganaron mucha ventaja con la maniobra.


Peor le vino al otro McLaren. Norris ganó una posición en la salida que no estaba dispuesto a perder ante un Ricciardo que se pegó con los de Woking durante toda la carrera, con el británico al inicio y con el español hacia el final. Ambos realizaron una defensa perfecta de sus posiciones ante un Renault mucho más competitivo que en citas anteriores pero Lando se quedó sin premio porque a él, el 'safety car', sí que le fastidió bastante. Sin ese ingrediente extra puede que el sexto hubiera sido Norris y que Sainz hubiera peleado por ser séptimo y octavo con una estrategia muy contundente para ahorrarse una parada. Una variedad estratégica que multiplicó las luchas hasta en 'boxes'.


La más vistosa fue la de los dos jóvenes animadores de una F1 que los mira como valor de futuro (y de presente). Después de lo ocurrido en Austria, Leclerc llegó a Silverstone con la lección aprendida sobre los límites impuestos por los comisarios en la defensa de la posición en pista. Charles brindó una lección en ese sentido como hacía tiempo que no veíamos y ante el piloto más incómodo para defender, un Verstappen que lo intenta hasta la extenuación sin pensar en la salud de sus neumáticos ni el ritmo. La batalla entre los dos fue épica, intensa pero todo un ejemplo a seguir.


Los Ferrari y los Red Bull se emparejaron de todas las formas posibles pero no todas las batallas fueron iguales. El coche de seguridad benefició a Vettel, que tras un fin de semana con un rendimiento pobre se veía con la posibilidad de subir al podio. La actitud derrotada de Sebastian es, para mí, más criticable incluso que el incidente que protagonizó con Verstappen.


El germano se llevó por delante al holandés y, aunque suene raro, no le culpo a él por completo del choque. Eso sí, tenía que ser consciente de que se enfrentaba un hueso duro de roer y que la guerra la podía haber ganado con paciencia y no devolviendo la maniobra al instante de perder la posición. Se quedó sin puntos y dejó una sensación de piloto derrotado que no es lo adecuado cuando todavía faltan once carreras. Su mejor gesto ya llegó cuando se bajó del coche y se acercó a hablar con Max. Sin ver su cara ni escuchar sus palabras da la sensación de que ninguno tuvo una mala reacción. Una pequeña charla que también es un ejemplo de lo que hay que hacer cuando uno (o ambos) se equivocan.


El golpe entre ambos benefició a Leclerc, que dejó a todos boquiabiertos con un adelantamiento espectacular sobre un Gasly que rindió a mejor nivel que en citas anteriores aunque sigue demostrando que comparado con su compañero no tiene nada que hacer. El monegasco superó al francés con una maniobra arriesgada pero ejecutada perfectamente.


Ojalá que la emoción y acción vivida en Silverstone no sea un oasis en el desierto si no el síntoma de que esto será más habitual. Ojalá.

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