Después del esperpento que se vivió en Silverstone en 2013, en 2014 pudimos asistir a una de las carreras más emocionantes de la última era de la F1. La mayor pega fue que la primera gran dosis de emoción llegó mezclada con bastante incertidumbre por el estado de Kimi después del gravísimo accidente que sufrió en la primera vuelta y que, gracias a los reflejos de Massa, se ha quedó en un incidente sin consecuencias que lamentar. Seguro que Felipe no pensó lo mismo porque hubiese querido celebrar su carrera 200 con un buen resultado, pero puede estar orgulloso de su reacción al ver al coche de Räikkönen en medio de la pista.

Pero si el de Williams se ganó la ovación, lo de Alonso rozó lo épico. El español se rehizo de una mala salida y, después de la bandera roja, culminó una remontada impresionante con maniobras espectaculares ante pilotos como Kvyat y Ricciardo. Fernando llegó a soñar con el podio pero una justa (pero discutible sanción) le empezó a desesperar. Es cierto que, con el reglamento en la mano, el de Ferrari merecía esa sanción, pero también lo es que en otras ocasiones similares el infractor se ha ido de rositas. Aun así, parece que el resultado no hubiera cambiado demasiado, pero el español lo dio todo. Alonso presionaba a Vettel en la salida del garaje del alemán y conseguía uno de los adelantamientos más trabajados, intensos y ajustados de los últimos años. Una maniobra que inició 15 vueltas de auténtico infarto. No hay que restarle mérito a Sebastian por recuperar la posición, pero el trabajo de contención del asturiano fue tremendo: con el coche tocado, ahorrando combustible y ante un rival hambriento, y con su coche a pleno rendimiento. Ver la pelea entre estos dos pilotos con 6 campeonatos y 4 subcampeonatos entre ambos fue algo difícil de igualar... lástima que la lucha fuese por la 5ª plaza.

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