Previa EE.UU. 2019: ¿Qué ocurrió en 2018?

La carrera de Austin se está convirtiendo en una de las más esperadas de la F1 cada año y los motivos son evidentes: carreras emocionantes, vibrantes y algo imprevisibles. Este cóctel lo agitó muy bien en 2018 un Kimi que se resarcía con su primera victoria después de más de cinco años y también la primera desde su regreso a Ferrari en 2014. Su nivel de pilotaje creció durante los últimos años y muchos esperábamos una recompensa como esta. Él lo hizo bien y su equipo, por fin, también.

Su pelea con Hamilton antes de cambiar sus neumáticos resultó clave para mantener al británico por detrás en esas últimas vueltas, aunque esa estrategia también acercó a un magnífico Verstappen. Los tres llegaron en apenas dos segundos con batalla entre británico y holandés incluida, una lucha en la que ambos demostraron cómo hay que atacar y defenderse. Todo un ejemplo del que debería tomar nota Vettel.

El alemán ya metió la pata al no reducir durante una bandera roja en los entrenamientos libres del viernes. Ese error le mandó de la segunda posición que logró a la quinta por una sanción justa. Sin ese fallo hubiera podido ser él y no Kimi el que hubiera superado a Hamilton en la primera curva. Como ya es demasiado habitual, esa necesidad de enmendar el error le llevó a cometer otro. Se cebó mucho con Ricciardo en la primera vuelta y, dos semanas después de vivirlo en Japón, volvía a trompear en una lucha cuerpo a cuerpo contra un Red Bull, aunque esta vez sí que pudo evitar el ataque fallido. Y, como también era habitual, tras perder opciones de victoria y podio en una curva, remontó de forma espectacular para evitar que Lewis saliera de Texas como pentacampeón.

Buena actitud que le llevó a superar a un Bottas muy perdido durante todo el fin de semana y que cerró el quinteto de los mejores, porque no fueron un sexteto, porque el coche de Ricciardo volvió a dejarlo tirado. Por eso, el triunfo de los "mortales" era la sexta plaza. Había muchos aspirantes pero la salida dejó por delante a dos pilotos muy bien posicionados. Los Renault firmaron su particular "doblete" con Hulkenberg por delante de Sainz. El madrileño salió muy bien aunque los comisarios decidieron penalizarle por "ganar ventaja" por el exterior de la curva 1 en la primera vuelta. Es cierto que fue por fuera y que evitó problemas pero no creo que la sanción fuera necesaria aunque ni sin ella creo que su equipo le hubiera permitido luchar con su compañero.

Si lo fue la que le impusieron a Stroll tras llevarse por delante a Alonso en las enlazadas de bajada. El canadiense comprometía una carrera que ya tenía complicada pero arruinó la del español. El de McLaren había salido bien y tenía esperanzas de alcanzar la zona de puntos pero se quedó fuera de combate en apenas unos metros. Tiene razón para quejarse y todos sabemos que hay pilotos que no tienen la suficiente pericia ni experiencia para estar en F1, pero lanzar los mensajes que ha lanzó sobraban y sonaban a pataleta de piloto que ve que sus últimas citas en la categoría eran una decepción más.

No solo decepción por quedarse sin unos puntos que sumó el antiguo equipo Force India, también por ver peligrar su sexta plaza en el mundial. Sin el cambio de dirección que tuvieron a mitad de año estarían peleando con Renault por la cuarta posición. Una lucha de la que se caía Haas. En su carrera de casa Magnussen falló en clasificación y Grosjean jugó a los bolos con Leclerc. El francés está a dos puntos (de la superlicencia) de perderse una carrera, algo que yo extendería también a su compañero. Su comportamiento era (y es, y será) estúpido, irresponsable y la manera de no asumir sus errores es arrogante y ofensiva. Es un equipo que me sobra.

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