Afortunadamente, la primera queja que iba a expresar sobre el nuevo formato de clasificación en la F1 la solucionaron en los primeros minutos, pero es la única que han solucionado y, también, viendo el resultado, la menos importante. Faltaba un reloj de cuenta atrás con los primeros eliminados y llegó. Con este contador extra se disfruta con más claridad y emoción de un formato que hace necesario una buena coordinación dentro de los equipos. Para lograrla tendrán que confiar en la figura (o figuras) de un estratega que estudie bien la situación en pista, el tráfico, el clima, las posibilidades de cada piloto y, sobre todo, el tiempo que resta para el siguiente K.O.

El excesivo consumo de neumáticos de los más modestos también es un lastre para este nuevo sistema. Los pilotos que pelean por escapar de la Q1 y llegan a Q2 sin posibilidad de pisar la Q3 se quedan con el tiempo de su primer intento y no vuelven a pista, algo lógico si tenemos en cuenta que están obligados a usar ese mismo compuesto (el más blando) para empezar la carrera, y con los 7 pilotos que se quedaron en Q1 con total libertad de elección.
Como esperaba, este nuevo sistema agrava muchos problemas que ya tenían los coches más lentos y acentúa la supremacía de los mejores; y resta emoción y actividad, muchísima, durante muchos minutos. Las distancias entre equipos hace previsibles los resultados y provoca escenas lamentables, viendo como, según pasan las rondas, los pilotos abandonan sus coches. Como ensayo ha dejado bastante que desear y sólo espero que no nos enfrentemos a una ristra de parches para intentar mejorar algo que tiene pocos visos de lograrlo. Ver a Hamilton bajándose del coche con varios minutos de sesión por disputarse es la puntilla a un sistema que ha muerto el día de su estreno. Ojalá impere la lógica por una vez y den un paso atrás. Rectificar es la solución, sí o sí.

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