

Lo que vino después ha sido digno de ver repetido una y mil veces, una carrera histórica en la que no ha habido certeza ninguna de cómo acabaría todo. Hamilton ha sufrido para vencer y conseguir su tercer mundial. El británico se ha impuesto gracias a su esfuerzo y a un nuevo error de un Rosberg destrozado por verse, cada vez, más lejos del nivel de su compañero. El doblete de Mercedes se llegó a ver amenazado por unos Red Bull excelentes bajo una pista con condiciones cambiantes. Un gran inicio de carrera para ellos que acabó con un accidente para Kvyat y con un Ricciardo robando el último punto a un Alonso que vivió una carrera muy competitiva a pesar de su nula recompensa. Los McLaren se han mostrado mucho más competitivos y sólo algunos problemas de fiabilidad, y algo de mala suerte, ha evitado que se llevaran más puntos de Austin. Un botín que si ha logrado Toro Rosso, con una exhibición de sus dos pilotos. Verstappen y Sainz han puesto en apuros a media parrilla. Entre ellos, a los Ferrari, que han sucumbido durante algunas vueltas a los jóvenes del equipo de Faenza. Kimi no ha podido con ellos pero Vettel sí.
El alemán sigue aspirando al subcampeonato con su consistencia y buen trabajo. Dos características que hoy no han demostrado los hombres Williams, con problemas de fiabilidad, estrategia y de conducción. Dos abandonos a los que hay sumar otros 6, lo que ha permitido una gran 12ª plaza para Alexander Rossi en su carrera de casa; y una buena 5ª para Pérez antes de la suya. Es un escueto resumen de una cita que ha pasado de decepcionarnos como siempre a entretenernos como nunca.
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