Italia 2019: Leclerc brilla

Si todavía alguien duda del talento y contundencia de Leclerc es que no había visto lo que muchos ya habíamos visto durante años y lo que otros tantos han observado en Monza este 8 de septiembre. El Ferrari era una buena herramienta para conseguir la 'pole' pero quizá no tanto para acabar por delante de unos Mercedes que demostraron durante los entrenamientos que su ritmo de carrera era incluso superior al de los italianos. En la salida le costó mantenerlos detrás y aunque parecía que lo tenía controlado, lo cierto es que Charles sufrió la presión de Hamilton durante decenas de vueltas y se mostró agresivo, rápido y contundente para contenerlo. Una lucha que nos ha quitado el mal sabor de boca de una esperpéntica sesión de clasificación.


Lo del sábado no solo fue un esperpento, también una falta de respeto para las miles de personas (en el circuito) y los millones (en la televisión) que esperaban una emocionante acción en pista. Ni me parece un espectáculo ni justifico el papel de ninguno de ellos. Cada uno de los nueve pilotos (y sus equipos) que ha protagonizado este bochorno tienen su parte de culpa. No fue el único momento vergonzoso vivido en Monza este fin de semana porque la que ocurrió en la primera de las citas de la F3 ha sido tremendo.


Siempre he cuestionado muchos de los resaltos, badenes y "bananas" en las calles y carreteras, y también en los circuitos. He tenido varias conversaciones en las que no entendía por qué se situaban elementos de este tipo en zonas en las que los coches pueden superar los 200 km/h. Sabía que algún día vería algo que me daría la razón a mi y a todos los que piensan como yo, y es que un supuesto elemento de seguridad se ha convertido en todo lo contrario. La demostración le costó un buen susto y una vértebra rota al joven Peroni. Ojalá sirva para que estudien bien dónde se colocan estas trampas que a veces tienen más de peligrosas que de disuasorias. Pero dejemos ese terrible sábado por diferentes motivos para ir a un domino que también fue terrible para otros.


Para el que más, para Vettel. El germano salía cuarto mientas su compañero estaba en la 'pole' y además se veía superado por Hulkenberg en la primera vuelta. Lejos de los tres de cabeza debió de desesperarse para trompear en la variante Ascari y volver a pista llevándose por delante a Stroll. El canadiense se quejaba con razón aunque segundos después él hizo lo mismo con Gasly. Al segundo le castigaron con un 'drive through' pero al primero con un 'stop & go' con toda la razón. El germano sigue dando motivos a todos los que dudan de él para soñar con que Ferrari le eche o que el propio Sebastian piense en marcharse. No seré yo quien lo defienda, y menos después de otro error cometido en la casa de tu equipo. Fallos de los que nadie está libre, tampoco en los garajes. Es lo que ha ocurrido con McLaren, que erró en la parada de Sainz cuando el español tenía la sexta plaza y podría haber luchado por la quinta. Una tuerca mal apretada, una rueda suelta y un error de coordinación que le restan unos puntos con los que hubiera superado a Gasly en la clasificación y hubieran permitido a su equipo minimizar el daño de la mejor jornada de Renault desde su regreso como constructor en 2016.


Por delante de ambos coches galos estuvieron los tres de arriba. Bottas no se alejó en ningún momento de los dos primeros y aprovechó su estrategia diferente para superar a su compañero en los últimos giros y pelear por el triunfo.Lo hizo por estrategia y por un error de Hamilton en una persecución al límite tras Leclerc. Cometió tan pocos como su perseguido en una lección de ambos sobre cómo atacar y cómo defender. Aunque Lewis se quejó por falta de espacio en la ocasión más clara de adelantamiento, los comisarios no se entrometieron demasiado y nos permitieron asistir a una carrera digna de un 2019 que está regalándonos citas para el recuerdo.


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